sábado, 7 de agosto de 2021

La casa de los duendes.



Sólo basta una ilusión para una recaída.

Cuando era niña, vivía ilusionada, primero con una amiga imaginaria.

Ella era una calcomanía escondida en uno de los costados dentro de la secadora.

Me entendía, sabía cómo me sentía, hablar con ella era olvidar lo duro que puede ser la realidad para una niña de 7 años.

Luego, la secadora se dañó y mis padres compraron otra, me quedé sin mi amiga y ya no podía esconderme dentro de la secadora.

Fue devastador.

Al cabo de un tiempo, cuando estaba en mis andanzas de mi mal comer y botar la comida por la ventana del cuarto de servicio, encontré una maravillosa casa, a lo lejos se veía espectacular. La llamaba "la casa de los duendes".

Soñaba con estar ahí, era anaranjada, con ventanas en forma de media luna y tejas en el techo. Tenía una peculiar rueda de molino en una esquina de la casa y muchos árboles y arbustos alrededor.

Cuando estaba triste, sólo iba a ver la casa de los duendes y era mi momento favorito en el mundo.

Hasta que un día, quise compartirlo con la persona más especial, mi papá.

Ese día, él estaba estresado y sólo recibí una respuesta: "no seas una niña tonta, esa casa no es de duendes, no parece que tuvieras ya 11 años".

Me dolió. Fue devastador.

Sin embargo, seguí admirando aquella casa en silencio, hasta que mi mamá hizo del cuarto de servicio un depósito, y ya no pude asomarme por la ventana.

Ya de grande, empecé a ilusionarme con las personas. 

Creo que es una necesidad el estar siempre bajo el efecto de una ilusión. 

Pero sólo basta una ilusión para una recaída.

Por esa razón, somos la suma de todas las ilusiones que hemos construido, todas terminan mal.

Entonces, somos la suma de todas las desilusiones que nos hemos buscado. Somos nuestra propia perdición.  

Nadie nos ilusiona, las cosas o personas están ahí y simplemente, decidimos mirarlas diferentes por el hecho de que te hace sentir especial.

Y al final, sólo está en tu imaginación.  

Ni tú eres tan especial y ese objeto, lugar o persona no es tan valiosa como creíste.


 

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