Son las 6 de la mañana y es mi día libre, no consigo volver a dormirme para lo cansada que me encuentro. Hace tres horas estoy en vela, un sueño donde una serpiente me atacaba me despertó. Sentí dolor al tacto de sus afilados colmillos. Mi corazón latía con celeridad y me costaba respirar. Para evitar el caótico flujo de mis pensamientos busqué alguna distracción, instagram me pareció bastante atractivo. Luego de dos horas agotando mi vista y perdiendo el tiempo, la inspiración me halló.
Hace días he estado pensando en la palabra soledad y en el amor verdadero pero no sabía cómo escribir al respecto sin sonar sufrida, desesperada o necesitada -y no lo estoy- pero bien es cierto que la soledad me persigue y el amor verdadero huye de mí.
Al estar en instagram encontré a un joven fotógrafo y escritor. Ya lo conocía pero le había perdido la pista, me impactó su evolución y la manera en la que profesa su amor hacia su compañera. Es su musa, como Beatriz para Dante, pero posible y no tan trágico.
Entonces, creo que eso es el amor verdadero para mí.
Acertar con alguien que te inspire y que le inspires.
Alguien que encuentre la belleza en tus líneas, y que evolucione porque tú lo motivas a hacerlo.
Y viceversa.
Y viceversa.
Es muy bonito el amor cuando el arte lo rodea. Todo coge más encanto, o así lo siento yo.
Y luego me di cuenta que quizás mi obsesivo deseo de tener un gato es para no sentirme tan sola.
Y eso es la soledad.
Dichosas aquellas almas que se encuentran, cada día, a cada momento.
Bienaventurados aquellos que pueden hacer juntos la cama.
En ésta y en todas las vidas.