domingo, 8 de noviembre de 2020

Cierre de sesión

. . .

De quien menos lo esperé vinieron las palabras que necesitaba oír, aunque dolieran.

No fue uno, fueron dos y tres. 

y estoy eternamente agradecida.

Sólo necesito tiempo para volver a ser quién era, error, para ser mejor.

Y por algo tengo que empezar.

Cierre de sesión a mi doble vida, para pisar la realidad y poderme reencontrar, más bien, renovar. 

Lo haré, en silencio. Con calma.

Aunque no lo parezca escribo esto con un nudo en la garganta, lo veo lejos y difícil. No imposible.

Pero siempre lo difícil es lo que vale la pena.

<< aunque me pierda mil veces, mil veces me volveré a encontrar >>

jueves, 5 de noviembre de 2020

Última vez


Yo soy yo y tú eres tú

Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas y,

tú no estás en este mundo para cumplir las mías.

Tú eres tú y yo soy yo.

Si en algún momento o en algún punto nos encontramos,

y coincidimos, es hermoso.

Sino, pocas cosas tenemos que hacer juntos.

Tú eres tú y yo soy yo.

Falta de amor a mi mismo, 

cuando en el intento de complacerte me traiciono.

Falta de amor a ti,

cuando intento que seas como yo quiero.

En vez de aceptarte como realmente eres.

Tú eres tú y yo soy yo.

Fritz Perls


Muchas cosas me he guardado, pero espero que ésta sea la última vez que te escribo.

He pasado tanto tiempo preguntándome la razón de mi asfixia y finalmente la encontré. Resulta que fuiste tú quien desencadenó mi perdición. No lo había visto, hasta hoy. 

Así que, por favor, no vuelvas. Porque cuando vuelves, brillo. Pero nunca te quedas, y al irte te llevas todo contigo, hasta lo que no he sido. 

Me he convertido en alguien que no soy, gracias a ti, tuve que reinventarme desde cero y ésta no es mi mejor versión. 

No regreses, porque cuando regresas, saco lo mejor de mí y te lo entrego. Tú sin más, lo guardas todo en una maleta y sigues tu camino. Me dijeron que te vieron lanzarla por el puente, y que la misma se fue con la corriente del río.

Y tú sin saberlo, me dejaste con frío. Vulnerable, expuesta, sin siquiera un abrigo.

Me he hecho daño carcomiendome la cabeza, buscando una razón. Y la tenía ahí, justo en ese lado del corazón, donde jamás quiero voltear a ver.

Mi vacío lleva tu nombre y apellido, pero no porque me haces falta, sino porque me dejaste sin nada.

Seca, como el otoño.

Ahora debo reencontrar mi brillo, y cuando lo haga... Por favor, no vuelvas. Es lo único que te pido.


Carta al amor propio no correspondido.


Enemigo


"Elijo a mis amigos por su apostura, a mis conocidos por su buena reputación y a mis enemigos por su inteligencia. No es posible excederse en el cuidado al elegir a los enemigos. No tengo ni uno solo que sea estúpido. Todos son personas de cierta talla intelectual, y en consecuencia, me aprecian."

Oscar Wilde


«Puedes estar en la cima de la ola o debajo de ella, ahogándote. Y tú, justo ahora, no puedes respirar.»

Veinte palabras que dolieron en el alma. Y más viniendo de quien quizás, es mi enemigo.

Inteligente, perspicaz, hábil y astuto.

En lo que nadie se fijó, él lo notó. Y no estoy segura si quiere usarlo en mi contra o si es realmente una advertencia para que encuentre mi salvación.

¿En alguna de las historias infantiles ha ocurrido algo como esto? ¿en la que el villano intenta ayudar al bueno? Aunque ya ni siquiera sé si soy buena.

«Cuando yo te conocí, sentí que eras buena persona. Y últimamente, está cambiando esa definición.»

Quince palabras que me revuelven las entrañas y que no me permiten identificar mis sentimientos al respecto. Tal cual como en una laguna oscura, donde los pies no tocan el fondo.

«Te estás perdiendo, niña, ese no es el camino correcto»

Diez palabras que resuenan en mi mente, una y otra vez. Y realmente, ya no sé qué hacer.

Jamás me esperé esta jugada de mi enemigo. Él era consciente de eso.

Tantas palabras salieron de su boca que no soy capaz de seguir describiendo, una más filosa que la otra.

No eran palabras equivocadas, eran palabras acertadas, como si me estuviera estrujando por dentro.

«Eres egoísta, hasta contigo misma»

Cinco palabras, Todo coincide con mi interior.

Qué difícil es mirar la verdad cuando te la ponen sobre la mesa.

«Estás perdiendo tu esencia»

«Piensa en ti»

«Date cuenta»

«Reencuéntrate»

Y más si el que lo hace, es tu enemigo. 


martes, 22 de septiembre de 2020

Ilusión

                                        

Bien es cierto que la palabra "amor" es como una montaña rusa en la cual siempre nos queremos subir, aunque nos cause mareos y ganas de vomitar, al final queda la satisfacción de que lo viviste. 

2:40 am de un 22 de septiembre, a mis casi 25 años y sólo pienso:

Me quiero enamorar. 

Otra vez.

Subirme a esa montaña rusa y encontrarme soñando con nuestra futura casa y el nombre de nuestros hijos. Saborear cómo suena tu apellido junto al mío. 

Entrelazar nuestros destinos. 

Que funcione y que dure toda esta vida, y si se puede, veinte más. 

Miro mi entorno y al parecer a la mayoría se les ha hecho realidad, tanto que ya tienen unas manitas pequeñas queriendo jugar y que en un tiempito los llamarán "papás".

Verlos aviva mis ganas de sentar cabeza, de encontrar a esa persona que me acompañe en esa parte especial de la vida. Pienso:

Qué afortunados, encontraron el amor a la primera

Todo es cuestión de tiempo, supongo, y de circunstancias.  

Aunque las mías no han sido las mejores, llevo un par de historias fallidas y un saco de ilusiones rotas.

Qué falta me hace sentir lo que es el amor.

Enamorarme.

De unos besos, de caricias.

De unas carcajadas a las 10 de la mañana.

Y de un abrazo de esa persona que amas cuando las cosas se complican.  

Soñar.

Tu futuro y mi futuro.

Las ganas.

El deseo, la ilusión.

Quizás todo esto es efecto de la crisis de los 25, cuando te das cuenta, que la vida no espera y que el amor, es selectivo.


domingo, 6 de septiembre de 2020

Normalidad


¿Es normal mezclar tristezas con amores fallidos?

¿llorar cuando escribes sobre ello?

¿Y escuchar música melancólica mientras lo meditas?

¿Es normal pensar en querer devolver el tiempo a ese momento de felicidad junto a alguien luego de lamentar que no te fue bien en el trabajo?

¿o imaginar un mundo paralelo donde todas las cosas hubieran sucedido diferente?

Hay dos lados, estamos divididos dentro de nuestra normalidad. Están aquellos que hablan demás para opacar el caos que llevan dentro y los que prefieren no hablar sobre ello porque se les quiebra la voz de tan solo mencionarlo.  

-los segundos somos más- 

qué difícil es hablar de lo que te quema por dentro, decirlo en voz alta lo hace partícipe de la realidad, un hecho y no un problema imaginario.

Pero es normal, supongo, que todos estemos un poco caóticos, solo que cada quien lo demuestra a su manera y lo transforma en lo que mejor le parezca. Unos en anécdotas y ganas de comerse el mundo. Otros en libros, dibujos y letras. Algunos lo transforman en más caos.

Es normal querer buscar ayuda, dar el paso y huir al sentirse expuesto. Sentirse ridículo por darle importancia a cosas pequeñas. Y llorar porque se comieron sin ti los tequeños. 

Todos tenemos la misma normalidad, sólo que en diferentes circunstancias. 

Para muchos es normal juzgar a otros por ello. 




sábado, 5 de septiembre de 2020

Neutralidad



Quizás no he tenido las mejores semanas, ni los mejores días, ni los mejores meses pero no puedo hacerme la víctima siempre. No tengo razones como la vida se las ingenió para dárselas a Edith Piaf...  Hay situaciones peores, hay vidas que duelen más. 

Por ese motivo quiero quedarme en esta neutralidad. 

Ni bien, ni mal. Ni con la frente en alto, ni totalmente hundida.

Y que alguien me diga que todo estará bien.

Mientras me abraza y me hace sonreír con alguna payasada.

Pero no hay nadie.

Depende de mí, hacerme sonreír. 

Y lidiar con esto que se esconde dentro de mí.

Mirarme al espejo y decir: todo pasa, ya verás, estarás bien.

Abrazarme a mi misma.

Aunque las lágrimas estén a punto de salir.  

martes, 28 de julio de 2020

Relato de una adicta




Después de días riendo con amigos y de distraerme por completo vuelvo al hueco, un lugar oscuro y vacío. Lloro sin llorar, siento sin sentir y no puedo levantarme de la cama. Quizás me volví adicta, no a la compañía ni a mi cabeza distraída. Al contrario, la detesto por marcar un límite entre el no estar bien y el aparentar estarlo. Todo se basa en pastillas, siempre lo critiqué y aquí estoy, deseándolas. Al menos cuando las tomaba tenía excusa para cubrir el hecho de estar sin estar. Terminé siendo una más, anhelando sentir lo que una pastilla provoca en mi cuerpo, aunque sea malo y lo repudie. Al menos de esa manera me sentía viva, porque cada día que contaba estaba muriendo un poquito más. 

Ahora mis lágrimas no tienen razón de ser. No les encuentro ni principio ni final. Vacía, con toda la expresión de la palabra. 

A veces, el único sentimiento que presento es miedo porque no sé qué viene después. No sé qué haré después. Mi mente maquina y no puedo detenerla. Todo lo que hago es para alimentarla y nada es suficiente, vuelvo al hueco y necesito respirar. 

Me esfuerzo y otros sin saberlo me asfixian. El oxigeno se agota y me canso, pero al final no siento nada. Las pastillas lo triplicaban todo y me quejaba, qué idiota. Soy de las que necesitan intensidad. Y parece que sólo unas pastillas contraindicadas pueden darme lo que me hace falta. No debí dejarlas.

Por supuesto que lo sé, es difícil salir cuando caes en el espiral de lo que necesitas y lo que te hace daño. Y aún más complicado es desprenderse del efecto que causa en ti y en cada una de tus fibras. 

Pero no importa, pocas cosas me importan. 

Mi mente no define, puedo pasar de alegre a neutra y permanecer en fase deprimida.

Mi organismo se altera, no percibo nada y cuando menos lo espero mi presión arterial decae.

Mi vista falla y los dolores aumentan.

Mi cuerpo y mi psiquis se degradan.

Quién lo diría, al final terminamos como aquellos que alguna vez juzgamos, sean en las circunstancias que sean. 



lunes, 6 de julio de 2020

Equivocados



Ella y tú.

Los años pasan y la vida da muchas vueltas, todo vuelve al sitio donde una vez estuvo. Donde todo comenzó, como un déja vu. 
Los corazones que alguna vez se toparon y sufrieron una bifurcación con el tiempo se tropiezan en un distorsionado punto, en el cual nada es viable pero todo se torna excitante y tentador.

Débil, esa es la definición. 

Ella inconscientemente guarda su corazón con la esperanza de que vuelva a encontrarse con el tuyo, mientras que tu corazón le pertenece a otra. Porque a eso se dedican, a guardar espacios para corazones equivocados. 

Y no, resultó que sí sabes amar, por un momento parecía que no tenías idea de tal sentimiento. Pero lo haces, sólo que no la amas a ella. Ella no es más que un relleno de un vacío que alguien más había dejado.

Y sin saberlo, sigue queriendo preservar su corazón para que lo cuides. Pero es imposible. La ecuación no calza, las flechas no van en la misma dirección. 

Ella siente que su corazón te pertenece pero tu corazón ya lo posee una mujer que te sedujo cuando apenas eras un niño. Y su nombre te remueve en tu interior. Algo que ella jamás te hará sentir porque no te marcó tan intensamente como ya lo habían hecho.

Y así va la cadena, en ti dejaron huellas y un par de iniciales. Luego tú te encargaste de escribir con tinta en su piel y de que no pudiera deshacerse de tu nombre con facilidad. Y así ella influyó en otro al intentar limpiar su cuerpo y esta otra persona ahora no puede sacársela de la cabeza... Podría seguir y seguir y jamás terminaría. Es esclavizante y sucesivo. 

Tanto ella como tú se están aferrando a corazones equivocados. 

Privándose de amar a quien sí les conviene. 

Ambos caminando en distinta dirección, desviándose del verídico destino. 






domingo, 28 de junio de 2020

Una gata sin gato



Hoy me he vestido de gata y tengo las ganas a flor de piel

me he visto al espejo y me he quedado sin aliento

soy extremadamente sexy

examiné cada una de mis curvas y me encontré

he vuelto a ser yo

y qué ansias de tener a un gato que me ronronee 

pero no un gato cualquiera

estoy tan jodidamente guapa que quiero que alguien más se lo disfrute aparte de mí

nunca había estado mejor y se siente

mi piel está más suave que nunca y mi boca está roja anhelando que la muerdan

soy tal obra de arte que salgo a la calle y todos miran

se acabó el pasar desapercibida

esta soy yo 

vivo la flor de la juventud y se lo pierden

intensa, apasionada, loca e indomable

no hay gato que me alcance

pero qué ganas de que dibujen mis líneas con una lengua rasposa 

quiero bailar y dejarme llevar por la música 

que me seduzcan y matarlos con mi cercanía

arañar sus espaldas y que me pidan más

siempre piden más

y alejarme cuando menos se lo esperen

al fin y al cabo soy una gata

es parte de mi instinto

mi prioridad soy yo y mi bienestar

mi juego preferido inicia cuando me empiezan a mirar diferente

saco mi lado más provocativo pero inocente y les engendro duda y curiosidad

luego los dejo hambrientos y me odian

al final no alimento a mi presa y me divierte verlos suplicar

mi parte favorita es cuando intentan calmar su hambre con una perra cualquiera

pero no se sacian

las perras no son tan divertidas

fáciles y vulnerables

las gatas como yo somos inolvidables

siempre querrán volver 

sólo dejo que lo hagan si me apetece

la dueña del juego soy yo

siempre he sido yo

soy una gata que tiene el control


jueves, 18 de junio de 2020

Placer



He de confesar que me encuentro estancada y por esa inevitable razón no había vuelto a escribir. Sin embargo, las ideas pasaban por mi cabeza pero sin ánimos de comenzar. Es casi imposible escribir sobre algo que ronda en tus pensamientos, algo que has tenido pero que ahora no lo tienes, como el placer. En la vida encontramos incontables placeres, de hecho, tengo una lista de ellos. Desde comer y dormir hasta hacer pipí o simplemente oler un buen perfume. Pero, hay un placer que me falta, uno de los más importantes...

-Anhelo el placer de sentirme deseada, del roce de la piel, de los mordiscos en los labios, del sudor y de las sensaciones-

El placer de sentirme viva, de la adrenalina. 

No soy de aquellas personas que buscan saciedad en cada rincón o en cada puerta, soy de las que se entrega si sé que eres capaz de hacerme vibrar de pies a cabeza. Y es difícil encontrar a quien lo haga.

No todos son capaces de lograr dar tanto placer que te hagan sentir en el cielo, no todos son tan apasionados.  No todos logran disfrutar cada detalle, porque de eso se trata.

El placer no sólo es acabar
  es gozar del roce de la piel y su suavidad
     es regocijarse con el aroma de la otra persona
       es mirar el reflejo de ambos cuerpos complaciéndose 
     es morderse los labios cuando ya no puedas más
   es mirarse a los ojos y no decir ni una palabra
 es tocar, gemir, sudar y explotar 

Muchos no saben el verdadero significado del placer, si fuese así, verían el sexo de otra manera y no lo harían con cualquiera.

Eligen una falsa satisfacción que los deja más hambrientos que al principio.

-y sí, anhelo el placer pero con alguien que no actúe como que sabe lo que significa sino que sea consciente de lo que realmente es-

jueves, 28 de mayo de 2020

6AM


Son las 6 de la mañana y es mi día libre, no consigo volver a dormirme para lo cansada que me encuentro. Hace tres horas estoy en vela, un sueño donde una serpiente me atacaba me despertó. Sentí dolor al tacto de sus afilados colmillos. Mi corazón latía con celeridad y me costaba respirar. Para evitar el caótico flujo de mis pensamientos busqué alguna distracción, instagram me pareció bastante atractivo. Luego de dos horas agotando mi vista y perdiendo el tiempo, la inspiración me halló. 

Hace días he estado pensando en la palabra soledad y en el amor verdadero pero no sabía cómo escribir al respecto sin sonar sufrida, desesperada o necesitada -y no lo estoy- pero bien es cierto que la soledad me persigue y el amor verdadero huye de mí.

Al estar en instagram encontré a un joven fotógrafo y escritor. Ya lo conocía pero le había perdido la pista, me impactó su evolución y la manera en la que profesa su amor hacia su compañera. Es su musa, como Beatriz para Dante, pero posible y no tan trágico.

Entonces, creo que eso es el amor verdadero para mí.


Acertar con alguien que te inspire y que le inspires.

Alguien que encuentre la belleza en tus líneas, y que evolucione porque tú lo motivas a hacerlo.

Y viceversa.

Es muy bonito el amor cuando el arte lo rodea. Todo coge más encanto, o así lo siento yo.

Y luego me di cuenta que quizás mi obsesivo deseo de tener un gato es para no sentirme tan sola

Y eso es la soledad.

Dichosas aquellas almas que se encuentran, cada día, a cada momento.

Bienaventurados aquellos que pueden hacer juntos la cama.

En ésta y en todas las vidas.





lunes, 25 de mayo de 2020

Señales




Hoy escribiré sobre las señales que el universo, el destino, la vida, Dios o quien sabe quién nos mandan y estúpidamente las ignoramos. ¿A qué viene esto? Bueno, primero debo aclarar que a veces la gente no comprende el valor que le damos a ciertos objetos porque ven solamente algo material y no se percatan que no es el objeto como tal lo que valoramos, sino la persona o las personas que lo representa. Todos tenemos objetos con ese valor especial, y si hay alguien que no, entonces probablemente no tenga sentimientos. A mí me sucede específicamente con un anillo, no es uno cualquiera. Este anillo me lo dio mi mamá, mi papá se lo había regalado, según ella había pertenecido a una de sus infinitas ex's. Era chistoso, eso le daba más peso. Representa la juventud de ambos y la unión que mi papá y yo tenemos a pesar de los problemas con mi mamá. Llevarlo puesto, saber que estaba en mi mano era como si sintiera su compañía. Y no, no está muerto, está lejos. Realmente es muy importante para mí. 

Hoy he perdido mi anillo. No sé si vuelva a encontrarlo. Y estoy triste, pero nadie lo entendería si no lee esto. Y debo escribirlo porque si no lo hago no podría dejar de llorar. 

Ahora, las señales.
El jodido universo me mandó las señales y no las vi. 

Primera señal:
Hace dos días me dio una alergia específicamente en el dedo anular de mi mano derecha, donde suelo usar mi anillo. Tuve que darle un descanso. 

Segunda señal:
En la mañana de hoy la alergia permanecía pero como vi que era en menor magnitud, decidí usarlo. 

Tercera señal:
Mientras iba de camino al trabajo, noté el picor y la inflamación nuevamente, me dispuse a cambiar mi anillo de dedo. Para mi sorpresa no me quedaba en ningún otro, y aún así no lo guardé.

Cuarta señal:
Al llegar al trabajo, me dijeron que me colocara una crema para la alergia. Lo hice, y no lo recuerdo bien pero creo que puse el anillo en el dedo anular de mi mano izquierda, donde no quedaba tan bien como en la derecha. De alguna manera, todos los dedos son distintos. 

Luego comencé a trabajar y cuando volví a mirar hacia mis manos, ya en casa, no tenía mi anillo. Sentí un vacío, busqué con desesperación, no tuve éxito.

A pesar de las señales, ignoré el hecho de que debía dejar de usar el anillo por un tiempo y guardarlo en casa. Hice caso omiso de lo que el universo me estaba diciendo y lo perdí. Y no, no existe otro anillo que lo reemplace, es imposible. Ningún anillo tiene tanta historia como ese ni tanto significado. Y ahora estaré triste por quién sabe cuánto tiempo si no lo encuentro. 

Y así nos pasa con todo, con las personas, con el trabajo, con las distintas circunstancias. 
El mundo nos pide a gritos que no hagamos algo y aún así lo hacemos, nos dice mediante señales pequeñas o grandes que no nos conviene alguna acción, lugar o persona y seguimos allí, ignorando. Y sólo nos damos cuenta cuando ya no hay vuelta atrás, cuando ya es demasiado tarde y el daño está hecho. 


viernes, 22 de mayo de 2020

Aromas



Hueles a pera, a tierra mojada.
Hueles a canela, a lluvia una mañana.
Hueles a vainilla, a las olas del mar.
Aromas que jamás podría olvidar.
Hueles a miel, a césped recién cortado. 
Hueles a incienso, a pinos en una montaña.
Hueles a pachulí, a piña y a tabaco.
A sábanas recién lavadas.
Hueles a limón, a rosas de jardín. 
A picante, a madera y a jazmín.
Hueles a té amargo, a albahaca, a lavanda.
A libro nuevo, a flores secas y putrefactas. 
Hueles a brandy, a whisky y a ron. 
A metal, a cerveza y a ámbar.
Hueles a almizcle y a enebro.  
Aromas que me persiguen y me embriagan. 


sábado, 16 de mayo de 2020

Mamá.



Hoy es 16 de mayo y aún no he podido dejar de pensar en el pasado día de las madres. No por lo especial sino porque creo que ha sido el más triste de todos los tiempos, en realidad. Ese día al ver que todos publicaban fotos, textos bonitos y demostraban la buena relación que tienen con sus madres fui consciente en su totalidad de mi realidad, de nuestra realidad. Confieso que tal vez sentí hasta un poco de envidia y por eso decidí dejar el celular a un lado y no mirar ninguna red social.


"¿Y cómo hacemos aquellos que no tenemos una buena relación con nuestra madre?", me pregunté.


Sé que esperabas más de mí, mamá, pero no pude. No quería sentirme hipócrita, ni falsa. Puede que no sea tan buena hija, como lo sientes tú. Puede que tengas razón.

Confieso también que no soy capaz de leer por completo todos esos mensajes que me envías, apenas las primeras líneas... duelen mucho, de verdad duelen mucho. Me hacen recordar cuando era niña y te miraba desde lejos queriendo abrazarte y no podía, por miedo, por miedo a que me rechazaras. Y al final me iba a mi cuarto a escribir en un diario infantil mis sentimientos. Hemos vuelto a eso. Y esta vez, tampoco lo vas a leer, ni siquiera sabrás que he escrito algo al respecto.

Estos días me he puesto a pensar que mi mecanismo de defensa contra quienes me han hecho mucho daño alguna vez es cerrarme de corazón y de sentimientos. Y no es diferente contigo, mamá.

Sé que deseas que te diga que te amo, como toda hija normal lo dice ante su madre, yo también lo deseo pero no puedo. Y no es que no lo sienta, pero se me hace imposible expresarlo. Quizás por temor a abrir mi corazón y que digas o hagas algo que duela. No lo sé. Tampoco podemos actuar normal, eres una madre incomprendida pero yo soy una hija escasa de comprensión.

Y lo menciono porque no concibo entender tu manera de querer. Cuando intento acercarme, me alejas con palabras que hieren y cuando no lo hago, me lo reprochas. Eso duele.

Hoy ambas recordamos el momento en que nací. Bueno, yo no, pero lo imaginé. Sé que sufriste mucho y tuviste que esforzarte demasiado para mantenerme con vida, sé que te hice pasar muchos malos ratos y que aún lo sigo haciendo, pero yo no lo elegí y tú tampoco.

Tú no elegiste la preeclamsia, yo no elegí ser prematura. Tú no elegiste una hija crítica de salud, yo no elegí el reflujo. Tú no elegiste ser hipertensa, yo no elegí que lo fueras.

Quizás nuestra quebrada relación viene de allí, comenzó complicada, creció complicada y sigue rodeada de complicaciones. Pero no es tu culpa y tampoco mía.

Ojalá algún día podamos deshacernos de ellas, es una de las cosas que más quiero en el mundo... De hecho he tenido el fugaz pensamiento de que quizás eso suceda cuando haya una vocecita a lo lejos llamándome mamá. Ese día sabré lo que es estar en tu lugar.


martes, 5 de mayo de 2020

desconectarse



Hay momentos en que sólo la música y la soledad son mis fieles compañeras. Dejando las redes, los mensajes y las llamadas a un lado. Me recuesto en mi cama y con la vista hacia el techo me pierdo en las melodías, cierro los ojos y me dejo llevar. A veces, las lagrimas son mi guía.

Desconectarse del mundo y de la gente es terapéutico, me hace sentir segura. 

Pasan las horas y me pierdo en el tiempo, me buscan pero no me encuentran. Al desconectarme el mundo pierde poder y mi tranquilidad aumenta. Nada me daña, nada me afecta. 

Sentirme lejos es un placer. Nadie sabe de mí y yo no sé nada de nadie, mi mente no se altera. 

A veces me desconecto para escribir y escribo para transmitir.

Para algunos es huir de la realidad pero se equivocan, se trata de buscar el equilibrio para enfrentarse a ella. De encontrar el valor de irte para poder regresar. 

Cuando percibo el momento de volver, le doy muchas vueltas. Es difícil dejar la paz para retornar al caos, al hacerlo se torna disuelta. Conectarse conlleva desastres, tentaciones y desorden. Pero al final es lo que queda. De eso depende la vida y lo que haga con ella. 

martes, 28 de abril de 2020

Muerte por deseo


Ella se encuentra escuchando The Night We Met de Lord Huron cuando se sorprende imaginándose que estás allí, mirándola con ese típico toque de ternura. Te acercas lentamente y al llegar a ella, tus dedos se topan con los suyos y ella se estremece. Recorres su mano, el tacto de su piel, su hombro, su cuello y al llegar a su rostro, le colocas un mechón de cabello detrás de la oreja. Los nervios se notan, la electricidad los rodea, todo lo demás desaparece. 

De repente, la canción ya no suena, comienza Sink into the Floor de Feng Suave. Ella lo sabe, sabe lo que conlleva y tú, aprovechando esa tensión, tomas sigilosamente su barbilla y la besas. Es un beso casto, cuidadoso, delicado. Exploras para descubrir si puedes adentrarte un poco más. No hay resistencia. 

Sus labios se unen, perdiéndose el uno en el otro, tus manos quieren sentirla, hacerla tuya. Ella en cambio, no encuentra noción de lo que está sucediendo. 

Decides darle suaves besos por la mandíbula, su cuello, siguiendo el camino para terminar en la clavícula y allí, en su hombro, das un juguetón mordisco. Ella emite un pequeño gemido, se está dejando llevar. Eres su perdición, es débil ante tu presencia. Los besos se vuelven más intensos, las caricias más profundas, aumenta el ritmo de la respiración. 

Ella al aterrizar por un momento, al tomar aire se percata de la canción de fondo, I Feel Like I'm Drowning de Two Feet y jamás se había sentido tan muerta del deseo.

Te deslizas por toda su espalda hasta llegar a su alma desnuda. Ella es toda sensaciones, el roce de tu piel es lo único que necesita. El roce de tus labios es todo lo que la tranquiliza. 

Comienza Love is a bitch y en un instante, ya no son dos, sino uno. 

Dos corazones latiendo al unísono.

Tocan la puerta. La imagen se esfuma y ella se halla sola. 

Apenas se recupera logra oír lo que en ese momento se reproduce, A Soulmate Who Wasn't Meant to Be - Jessica Benko y nada puede traerla tan de golpe a la realidad como esa canción. 

Todo era producto de su imaginación. 


sábado, 25 de abril de 2020

Belleza



¿De qué sirve la belleza y la hermosura si no llega alguien digno para valorarla?

Si no hay nadie que la admire, ¿por qué está allí? 

Los ojos se hicieron para encontrar, admirar y valorar, para recorrer la belleza de las simples cosas y de la sencillez en persona, pero es en lo que menos se centran. Se fijan en falsas hermosuras que se agotan, se extinguen porque no son verdaderas. 

Hay quienes logran ver aunque sea un poco la verdadera belleza, pero no es suficiente, apenas la notan. Al final, pasa desapercibida porque no son dignos de ella. 

Están aquellos que no se imaginan el potencial, la magnitud de aquella belleza, hasta dónde podría llegar, ni siquiera la detallan y sólo le brindan una mirada casual. 

Entonces, ¿por qué existe si nadie se da cuenta? ¿por qué sigue ahí?

La belleza es un tesoro que merece ser valorada por lo que es y no por lo que aparenta ser, debe ser admirada por unos ojos que valgan lo mismo que ella, que la merezcan. 

Pero, ¿dónde se esconden esos ojos que brillan al verla?

Al menos un par se tienen que topar con tan radiante belleza. 

Al menos alguien tiene que detenerse y apreciar semejante grandeza. 


viernes, 10 de abril de 2020

Rompecabezas



Hay quienes no tenemos un lugar y de tanto buscar permanecemos en la deriva, esperando que alguien nos mire, valore nuestra forma y nos dé un espacio donde encajar, como piezas de rompecabezas.

A veces nos dedicamos a probar, una y otra vez, piezas que se asemejan a la forma de nuestro vacío y lo único que logramos es deformar nuestro espacio, nos equivocamos al seleccionar las piezas y nos esforzamos en encajar, sin percibir que nos hacemos daño al forzar nuestros bordes y al exigir que nos reciba. 

A veces decidimos abrir nuestro corazón, inconsciente e inevitablemente y dejamos que aquellos a los que le dimos un lugar lo recorran como les venga en gana, creen que pueden irse y volver como si nada, como si el corazón fuese un pasillo con puertas batientes.

A veces nosotros mismos no valoramos nuestra forma y nos exponemos fáciles y vulnerables para aquellos que nos probaron una vez.

A medida que vamos construyendo nuestro propio rompecabezas vamos coleccionando piezas que se adosan con facilidad, como almas gemelas, sin necesidad de presionar. Sin embargo, todos somos la pieza faltante en el paisaje de alguien más, la más difícil de encontrar.
  
Somos piezas de rompecabezas.

Deseosos de pertenecer.

De tener un lugar.

De llenar un vacío.

De que nos reconozcan sin necesidad de ocupar el espacio de alguien más. 


miércoles, 25 de marzo de 2020

Colapso

Do you want to delete all these feelings?

Justo ahora y en este preciso momento necesito escribir, requiero poder sacar todo esto que me esta consumiendo por dentro. Estoy harta de sentirme así, y todo por culpa de mi mente. Es raro que una persona que parece que lo tiene todo entre en colapso, ¿no? pero así es la vida, muy poco nos llena.
Desde muy niña me empecé a catalogar de una manera, muy poco agradable para una pequeña dulce y sonriente. Me calificaba de mala hija, primero que todo, mala hermana, mala estudiante, mala persona... en pocas palabras me consideraba un fracaso, un ser que habría tenido que morir al nacer y no un milagro como toda mi familia dice.
Mala hija por desobedecer a mi madre cuando quería ir a jugar y ella no me lo permitía, mala hermana por tener celos y pensar que solo a ella la querían, mala estudiante porque no eximia todas las evaluaciones y mala persona, por existir, porque con solo respirar sentía que era un problema para los demás. 
Viví con esos pensamientos por mucho tiempo, rondaba en mi cabeza el hecho de desaparecer. En el colegio no me fue bien, no encajaba, también me calificaba de fracasada por eso, por no ser capaz de hacer amigas de verdad. En esta etapa me hallaba más fracasada que nunca, decepcioné mucho a los míos y eso me hacia sentir peor de lo que mis fibras podían percibir. 
Decidí irme de casa a estudiar lejos, pensé que era lo mejor, alejarme y dejar de causar tanto dolor.
Todo iba bien al principio, por un momento se me olvidaron mis malos pensamientos y tenía una meta. Al final no la conseguí y me sentí desdichada, otra vez, mi sueño de estudiar la carrera que anhelaba se volvió más inalcanzable de lo que ya era. Traté de mantener la calma y esforzarme una vez más, una segunda oportunidad y lo logré, fui realmente feliz... pero luego de una gran felicidad siempre, siempre vienen las peores tormentas y así fue, había logrado avanzar en mi carrera, había hecho amigos que sentía que eran de verdad, hasta que me di cuenta que en realidad estaba muy sola y que no debí confiar. Fracasé, otra vez, en amistad, en el amor y en mantenerme a raya. Mis pensamientos de fracaso de la niñez se hicieron tan vívidos que solo volví a desear desaparecer, era obvio que yo no debía estar aquí, en este mundo, siendo un obstáculo para los demás. Me hundí, me hundí tanto que casi lo hago real, la única razón que me frenó fue mi familia, ponerme en su lugar. Ya les había causado suficiente daño como para provocar aún más. Me dediqué a leer para olvidar, los libros muchas veces son salvación, eso fueron para mi. En el momento justo llegaron los libros indicados y algo dentro de mí pude cambiar, no fue fácil, de verdad que no, estaba muy rota y reconstruirme iba a ser complicado pero eso también lo logré. Luché contra mis demonios y los encerré, en especial esos dos demonios que se encargaban de repetir "eres un fracaso" "Tienes que desaparecer". Fueron confinados a estar en un baúl bajo llave y por primera vez, desde que tenía uso de razón, sentí paz. Me encontraba plena y segura. Fue un largo tiempo que estuve así, todo iba muy bien para mi, a pesar de esas cosas pequeñas que perturban, las cuales siempre van a estar pero que son normales, propias de una persona común. Hoy en día he perdido esa calma, otra vez, me siento al borde del precipicio y tengo miedo de caer, si caigo el baúl se destroza y todos los demonios podrán salir. Ellos nunca se quedaron tranquilos, siguieron dando batalla pero nada que no podía controlar, hasta ahora. Se han vuelto más fuertes y yo estoy adquiriendo debilidad, estoy luchando pero siento que ya no puedo. El demonio "eres un fracaso" es quien quiere tomar el control y acabar con todo y me estoy odiando porque lo estoy dejando de a poco. Sin embargo,  no soy capaz de pronunciar esas palabras para calificarme de esa manera, no de nuevo, ni siquiera lo quiero ni pensar, no me lo puedo permitir... pero si sigo así, el demonio ganará y lo que había construido quedará hecho polvo y yo también. No encuentro una explicación para esta mala jugada que me está haciendo mi mente pero está en mi contra, me he perdido, me estoy rompiendo justo donde había logrado unir las piezas. Y no sé si esta vez, pueda salvarme.